Realmente es una pregunta que no me he hecho nunca, pero que me han hecho casi en todos los sitios donde me han visto con mi bajo en la mano, supongo que es un instrumento que la mayoría de la gente considera "de segunda categoría".
He de reconocer que mi primer instrumento, después de la inevitable flauta dulce del colegio, fue una guitarra eléctrica, hago un inciso, tuve la suerte de heredar de mi hermana su flauta Yamaha de color marrón evitando la infame Hohner amarilla que siempre me pareció horrorosa.
Decía que mi primer instrumento fue una guitarra eléctrica, por razones obvias, cuando tocas solo, te ofrece más posibilidades y es más fácil encontrar cursos y tablaturas, además siempre está ese estigma de imán de chicas que tiene el instrumento.
Esa primera guitarra la conseguí gracias al préstamo de un amigo que quería comprarse una barata para adornar su salón, así que aprovechando una oferta nos compramos las dos, era una Academy de principiante, de nombre Michelle por la canción de Beatles, venía en un pack con amplificador, correa, púas y cables, para que no faltase de nada dentro de sus reducidas especificaciones técnicas.
Aunque con unos arreglillos y unos buenos pedales de efectos conseguía meter el suficiente ruido para motivarme a aprender canciones y empezar a hacer unas jams con amigos que poco a poco se convirtieron en ensayos con temas propios, pero esa es otra historia.
Cuando esos ensayos se convirtieron en asiduos y los proyectos se materializaban, había llegado la hora de mejorar el equipo dentro de las posibilidades económicas de cada uno, fue entonces cuando llegó Aimee, bautizada así por una canción de Ozzy Osbourne, uno de mis ídolos de infancia al que todavía admiro, dedicada a su hija.
Aimee todavía sigue dando guerra a pesar de ser un instrumento de gama media, supongo que será por mi forma de ser, meticuloso rozando lo maniático, que está bien cuidada, es una Epiphone LP Gothic, supongo que mi afición por Black Sabbath me cegó un poco y me la compré por su estética, aunque he de reconocer que me ha salido muy buena.
Lleva muchos años a mi lado y con ella he compuesto casi todas mis canciones, pero se supone que iba a hablar de bajos y de su estatus para el público.
Desde que dejé atrás el metal más clásico y me centré más en la música rock de los 60 y 70, empecé a escuchar más los bajos que las guitarras en las canciones, lo que me hace pensar que un bajista ya nace siéndolo, después de aprenderme a la guitarra y posteriormente al bajo las típicas canciones de AC/DC, Nirvana, Metallica, etc., me di cuenta de que los bajistas de los 70 llevaban unas armonías diferentes a las guitarras en muchos casos, y cada vez que las descubría, no me las podía quitar de la cabeza, por este motivo, decidí que quería tocar el bajo e intentar dar ese toque a mis canciones.
Supongo que la mayoría de la gente ni siquiera oye el bajo de las canciones a no ser que esté muy marcado, la prueba es que cuando tararean, lo normal es que utilicen la línea vocal o la guitarra solista.
Poco a poco indagando en el mundo del bajo eléctrico, descubrí que los bajistas de la mayoría de los grupos que me gustaban habían hecho discos en solitario fabulosos y con unos matices que me hacían escucharlos una y otra vez, cosa que es bastante extraña en mi.
En fin, llegaron las grabaciones, y ya con trabajo, perdón por el juego de palabras malo, llegó la posibilidad de comprarse un equipo competente, y ahí sigue, en el salón, esperando a rugir en cualquier momento de manos de mi Terry, el que encabeza esta entrada, mi bajo de 6 cuerdas, como no, tenía que ser friki como su dueño.
Pues nada más, me despido por hoy, escuchad las bajas frecuencias, al menos para favorecer vuestro tránsito intestinal.
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