sábado, 27 de diciembre de 2014

El niño que susurraba a los Klingon




   Aquella mañana era una de tantas, común y gris, de esas que salen en negro en el calendario, esas en las que el sol sale por el este (por cierto que así es como la madre de Paquito llamaba a su TDT, "el este"). En fin, una mañana de esas de las que no te acuerdas porque has vivido miles iguales.

   Era una mañana insulsa hasta que el pequeño Paquito se despertó del todo y fue consciente de su fisonomía por completo, y al fin fue consciente de que el recuento de sus nalgas había sufrido un incremento de un 50% extra, y no me refiero en volumen, sino en cantidad, sí amigos, ¡el pequeño era el orgulloso poseedor de tres flamantes nalgas!

   Su sorpresa fue relativa, ya que nuestro protagonista era bastante friki y poseía un bagaje de rarezas que a cualquier otro le habría llevado varias vidas reunir.

   Después de varias comprobaciones táctiles más, nuestro pequeño friki puso su mente a trabajar y comenzó a redactar una lista de pros y contras antes de decidir si preocuparse o no por la nueva situación, es aquí donde se encontró con el primer dilema, el tener dos esfínteres requería de nuevo entrenamiento y material para su correcta utilización.

   Nuestro reflexivo protagonista se preparó un café y se sentó de manera extremadamente confortable ante su PC (nota mental: añadir a lista de pros), y consultó la red en busca de sabios consejos post-digestivos.

   Y, en verdad, encontró su respuesta, ¡bendita sea la red de redes!


   Ahora es cuando apareció su segundo dilema, ¿ocultar su nueva condición o presumir de ello e incrementar así la leyenda de su frikismo?.

   Difícil decisión, sus amigos lo idolatrarían, pero para las chicas no sería una gran motivación, ¿o sí?, puede que esto fuera lo que necesitaba para saber que ella era la única y especial para la que estaba predestinado.


  Una vez acostumbrado a moverse, Paquito continuó con sus rutinas diarias: ordenar alfabética y cronológicamente su colección de CDs, ver vídeos de concursos japoneses en youtube, echar un vistazo a las redes sociales, leer unos capítulos del nuevo libro de su autor fetiche, y sobre todo, reflexionar sobre el mundo y la vida desde su perspectiva curiosa e inocente.

   Agotado y a altas horas de la madrugada, se durmió de nuevo, algo que también le hacía pensar, ¿por qué dormimos?. Y es que la mente de un friki nunca para aunque nunca lleva una dirección concreta.

   Al fin, la mañana siguiente, despertó de nuevo y al recuperar plenamente la consciencia, descubrió que su trasero había vuelto a su condición normal, hizo varias comprobaciones y sin gran decepción ni alegría volvió a su rutina habitual, aunque esta vez contento por haber superado un nuevo desafío que lo hacía ser único otra vez.


Espero que esta pequeña fábula os haga comprender algo mejor la forma de pensar de esos "raritos" que tanto os sorprenden, y si os sentís identificados con Paquito, sed bienvenidos a este vuestro sitio.





"Weird Al" Yankovic - White & Nerdy (Official Video)